Las empresas que operan en el negocio del entretenimiento infantil de verano han encontrado en la tecnología RFID un importante aliado para hacer que la experiencia de los jóvenes usuarios sea lo más cómoda y confortable posible, mejorando la gestión del acceso a las distintas áreas de la instalación.

¿Cómo se aplica la RFID?

Es el caso de un conocido campo italiano, que en los últimos años ha introducido el uso de pulseras RFID de silicona, modelo ‘Slim Watchy’ para hacer aún más fácil y segura la aventura de los pequeños huéspedes. Las peculiaridades de la pulsera son que es impermeable y adaptable a varios tamaños gracias a la correa en la que hay numerosos orificios, así como un tamaño «slim» que va perfectamente con este contexto.

El primer día de estancia, el niño recibe un tag personal que debe llevar en la muñeca. Al estar asociado de forma exclusiva al perfil del niño dentro del sistema de gestión, el transpondedor permite el acceso a determinadas zonas de la instalación – como piscinas, campos reservados a deportes individuales, vestuarios y zonas de almacenamiento donde se guarda el material al final del día-, mientras que al niño se le denegará la entrada a aquellas zonas consideradas de riesgo y en las que no está permitido el tránsito.

El funcionamiento es muy sencillo y automático: acercando la pulsera RFID (dotada de un código único) a los lectores, situados en puntos estratégicos, se abrirán las puertas donde esté permitido. La posibilidad de utilizar el tag para abrir taquillas y almacenes es un plus que permite al niño estar más libre y despreocupado, eliminando de hecho el riesgo de perder las llaves mientras se encuentra en las instalaciones.

Por eso, la implantación de la tecnología RFID ha reportado importantes beneficios a los clientes, mejorando radicalmente la eficacia operativa, la seguridad y la comodidad de los campamentos de verano.